Va mi cuerpo, desplazándose a más no poder. Joven inclinándose sobre sí mismo para volver a erguirse, brazos que se flexionan y se estiran para cambiar una realidad corpórea. Mente metidante, cuerpo en sanación. Todo para acabar el recorrido con un ligero dolor, un dolor agradable cuando el sol quema y retrocede, y cuando se ve que cada día la balanza apunta cada vez un poquito más a la izquierda. Bien.
Las huellas en la arena las borra el mar. Pero me pregunto cómo se van a borrar tus huellas. Soy un optimista declarado, pero me da pena que las cosas no sean para siempre en el momento en que parecen tan eternas. No esperaré para siempre pues tampoco soy eterno. Cierto.
Sólo un simple vagabundo que ahora estira 6 cuerdas y una voz por las noches.
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