breve tranquilidad
calma del mundo
a mi lado
brillantes
los cuarenta y tres
minutos
para llegar a casa.
Y no te digo eso,
aquello
que me pasa
susurras
tu sueño
a lo largo del camino.
Eres cuatro
y yo soy cinco,
amaneció
a las seis [ ; ]
paso repetidas
escaleras a mi cuarto
la mañana
en el mercado
Duermo,
el aliento
detrás de las costillas
. . .
en mi cabello
el beso
en mi frente { _ }
la mano izquierda
sujetando tu recuerdo,
esperando el lunes.
Tú, la
"quiebra-realidades",
la que tumba los colores y el crayón.