jueves, 22 de mayo de 2008

Didelfo.

Y tristemente
con mi corazón
puedo ver tus mentiras,
esa solitaria contradicción
en lo profundo de tu centro

Antes las podía ver
como sombras salvajes
más allá de la niebla
que nos unía alguna vez

Hoy la claridad
de tu acción intencional
transforma los recuerdos dulces
en una extrañeza indescriptible

Fue mi pecado
el no verte frente a mí
sino simplemente
percibirte traslúcida

Hasta entonces, querida
yo traté de recordarte,
hacer algo con mis palabras
(...)
no hay nada qué escribir,
y aquí lo estoy escribiendo.

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